Mi artículo para «Alponiente»
Por Kevin Ríos Aguirre
Colombia es un país subdesarrollado de Sudamérica que se
caracteriza por dos cosas ante la mirada del resto del mundo: el conflicto
interno que tuvo que sufrir por décadas y los grandes narcotraficantes que ha
gestado la nación cafetera. Todos los colombianos saben que el país está en
vías de desarrollo y azotado por la corrupción, pero la mayoría desconoce la
verdadera razón de lo anterior y simplemente se dedican a criticar la guerrilla
de las FARC. Si pudiera resumir todos los males de Colombia, en una palabra,
esta sería «territorio».
Colombia ha estado sumido en un conflicto interno desde el
día que se dio el grito de independencia el 20 de julio de 1810. Tuvo un gran
auge con la «guerra de los mil días» entre el gobierno contra un grupo de
guerrillas mal organizadas que fueron derrotadas por el partido conservador de
gobierno que iniciaría una hegemonía hasta el año 1930, día en que los
liberales tomarían una sangrienta venganza contra los simpatizantes del partido
conservador. Esta guerra llegaría a su punto máximo con el asesinato del
caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán en 1948, hecho que iniciase un periodo
conocido como «la violencia» que desató una ola de sangre que no calmaría sino
hasta que en 1953 el general Rojas Pinilla se tomó el poder por la fuerza para
otorgar una amnistía a los criminales de ambos partidos para que cesara la
violencia (aunque los hechos violentos se prolongaron hasta 1958).
La violencia desatada
entre 1948 y 1958 fue la causa de la muerte de entre 113.000 y 300.000 personas
y el posterior desplazamiento forzado de más de 2 millones de personas que
tuvieron que salir corriendo a la capital en un país feudal que contaba con
apenas 11 millones de personas para la época. Este acto deplorable trajo
consigo una idea a los grandes empresarios, terratenientes y ganaderos;
financiar grupos armados ilegales que perturben a la población civil que se
verá obligada a vender sus tierras a un precio absurdo. Era la época dorada de
los poseedores de tierras que financiaban grupos paramilitares como «los
pájaros» que tenían apoyo del gobierno ultraderechista que asesinaba a todos
los que se atrevieran a pensar diferente. Era la época de la guerra fría que
exigía escoger un bando, la revolución cubana fue éxito y el Che Guevara era un
ídolo de masas muy respetado. Colombia no se quedaría atrás, en 1964 el
entonces gobierno del presidente Valencia toma la decisión de intervenir
militarmente un pequeño territorio del corregimiento de Gaitania, municipio de
Planadas en el departamento del Tolima, conocido como «República de
Marquetalia». En este territorio, sin control del Estado, habitaba una
comunidad de campesinos liderados por Pedro Antonio Marín Marín alias «Manuel
Marulanda Vélez» o «Tirofijo» y Luis Alberto Morantes Jaimes alias «Jacobo Arenas»,
fundadores de la guerrilla de las FARC; empezaría el conflicto interno más
largo del mundo. Esta guerrilla inició con la intención de participar en
política para impulsar una reforma agraria.
En los años 1970, un narcotraficante llamado Pablo Escobar
Gaviria inicia su monopolio de envío de drogas al exterior e importa el
narcotráfico a Colombia. En este periodo nace una nueva elite de narcos que
financian campañas políticas de derecha; los mismos empresarios que financiaban
grupos ilegales a beneficio propio, ahora tenían la tierra para cultivar y el
apoyo del estado, inundaron el país de cocaína. En los años 1980 con la
fundación del partido «Unión Patriótica» que tuvo gran acogimiento entre los
ciudadanos. El establecimiento gobernado por unas pocas familias no podía
renunciar al poder tan fácil, así que tomó la idea de asesinar sistemáticamente
a todos los miembros del partido, dando muerte a más de 5 mil miembros. La
guerrilla renuncia a la paz y toma la decisión de secuestrar, cuidar cultivos de
coca y realizar «pescas milagrosas» para financiarse. Todo el país giraba en
torno a la droga que era muy demandada por los nuevos empresarios
estadounidenses con el auge del internet.
A finales de los años 1990 la guerrilla comunista empieza a
sembrar su propia coca y extorsionar a los narcos de la época para quitarles el
monopolio de la droga; estos no se quedaron atrás, su contrataque fue financiar
las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) con apoyo de funcionarios del
gobierno. Empezaría la última etapa de la guerra interna que tuvo sus máximas
consecuencias en el gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez donde se
registró una tercera parte de las víctimas. Uribe tomó la decisión de
extraditar a los grandes jefes paramilitares, prefirió que pagaran sus penas en
Estados Unidos por narcotráfico en lugar de que confesaran sus delitos en
territorio nacional.
Los crímenes cometidos en Colombia han quedado en el olvido,
un país donde los criminales mueren y seguirán muriendo impunes; por estos
delincuentes no me refiero a los pobres que empuñaron las armas, sino a los
grandes políticos, empresarios y terratenientes que no quieren que se sepa la
verdad. Se tiene que saber quiénes fueron los grandes despojadores de tierras
en el país, de esa forma podemos implementar una reforma agraria que impulse el
desarrollo; de lo contrario, seguiremos siendo un país del tercer mundo, el
país de los narcos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario