Uno de los temas de actual coyuntura nacional, es la
polémica «hipoteca inversa» propuesta por el gobierno del presidente Duque.
Algo que ha causado rechazo en la mayoría de los colombianos que la califican
como una reforma para empobrecer aún más al pueblo.
La hipoteca inversa es una operación financiera dirigida a
los adultos mayores de 65 años que posean casa propia; consiste en convertir en
dinero el valor que representa su vivienda sin perder los derechos de la titularidad,
al morir el dueño del inmueble, la entidad se queda con la propiedad. El
gobierno nacional propone esta medida como una alternativa para las personas
que no alcanzan a pensionarse. El presidente vende esta idea como una
alternativa para que los ancianos puedan tener una vejez digna; algo muy
improbable en un país donde solo el 20 % de la población está afiliada en algún
régimen de pensiones. Un país donde más de la mitad del empleo es informal,
poco más de 10 millones de personas gozan de seguridad social y la
tercerización acabó con los pocos derechos que les quedaba a los trabajadores.
La derecha que nos ha gobernado desde siempre, ya nos expropió la salud, la
educación, la pensión y ahora nuestras casas. Un socialismo inverso, donde la
mayoría de las ganancias se las llevan los más privilegiados.
Donde la exministra del trabajo dice que «solo necesitas un
ingeniero por 2 horas» y el gremio de empresarios propone pagar por debajo del
mínimo a los jóvenes por el simple hecho de no contar con experiencia (como si
no hubieran invertido una millonada en su carrera). A pesar de que el gobierno
solo busque favorecer unos pocos, estas propuestas no son del todo erradas; el
sistema pensional está en crisis, ya que es un modelo piramidal en el que nos obligan
a participar, donde los nuevos cotizantes sostienen a los pensionados.
No hay duda, los jóvenes de la actualidad van a tener que pagar los platos rotos de sus padres que permitieron que un solo fondo como Porvenir administrará el 70 % del dinero de las pensiones, dinero que utiliza para especular. ¡No tendremos pensión ni tendremos casa, ese es nuestro futuro!
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