jueves, 25 de junio de 2020

Sergio Fajardo, el sucesor de la derecha

Mi artículo para «Las2orillas»

Por Kevin Ríos Aguirre


Para nadie es un secreto el otoño del expresidente y político más poderoso del país Álvaro Uribe Vélez; un personaje polémico que llegó a convertirse en un ser intocable cuando tenía más del 80 % de aprobación gracias a medios como RCN, caracol y la prensa tradicional. Urbe cae cada vez más bajo, como esta semana que acusó al senador de la Colombia Humana Gustavo Petro de tener nexos con el paramilitarismo y el narcotráfico; algo que nadie le creyó, a pesar del afán del canal RCN por hacerlo quedar bien, cada vez menos personas confían en la derecha que nunca ha soltado el poder. Todos los colombianos se sienten con el derecho de tratar de criminal, narcotraficante, corrupto o paramilitar al presidente que hace una década era el más querido por un país que no conocía su historia. A pesar de que no haya pruebas concretas contra el senador del centro democrático, la mitad del país lo critica fuertemente por estar relacionado con personas de dudosa reputación; el presidente con más funcionarios presos en la historia del país. Otros se van de frente contra él para tildarlo de ser un corrupto que representa el sector criminal de los terratenientes y empresarios que nos ha estado saqueando los últimos años.

 

Con el auge de las redes sociales, muchas personas tienen acceso a información que ha tratado de ocultar los mismos medios vendidos a la extrema derecha. Los periodistas independientes han tenido gran relevancia cuando hablamos de «sacarle los trapitos al sol» a un gobierno que funciona para unos pocos e ignora el sufrimiento de la mayoría. Cuando abrimos nuestras redes sociales, somos bombardeados con las polémicas leyes que emiten los sectores conservadores para su propio beneficio o las embarradas de los mismos burócratas que van a dormir a un lugar sagrado como el capitolio.

 

La derecha ya no puede defender a Uribe y tampoco lo quiere hacer, la oligarquía colombiana sabe adaptarse muy bien a los cambios que trae consigo el paso del tiempo; el mismo sector político que destruyó el estado, está orquestando una caída del expresidente para imponer una cara nueva que no tenga «tachones» en su hoja de vida y puedan manipular. Pero ¿quién será el sucesor del «presidente eterno»? ¿Cuál es el candidato de la derecha para las próximas elecciones? ¿Cómo lo podemos identificar? Para muchos la respuesta es obvia, pero la mayoría de las personas desconoce la «jugada» que planea la oligarquía para seguir en el poder. Así es, el precandidato Sergio Fajardo es la persona escogida para llevar las banderas de sus ideales, ese mismo profesor de matemáticas que un día se levantó con ganas de ser presidente como logro personal; un candidato que tiene convencido a gran parte de la población con su tierno y dulce discurso de no polarizar ni dividir, pero como un libro de autoayuda, no entrega soluciones viables.

 

Fajardo es un hombre que no ha luchado por nada, todo lo ha tenido en bandeja de plata: estudió donde quiso, nunca supo qué es madrugar para esperar el bus, no sabe qué es trabajar por un salario mínimo, nunca supo salir a buscar trabajo, nunca se esforzó por conseguir un puesto y vivió en los mejores barrios de Antioquia. Todo esto gracias al haber nacido en cuna de oro, tuvo privilegios que el 99.99 % de la población colombiana no tiene. Un hombre que no conoce la realidad del país, que quiere que todos nos adaptemos a su política de la «buena vibra». Este hombre es el instrumento para que la mafia que nos gobierna siga en el poder, un hombre de derecha que finge ser de centro, un populista demagogo «que se las quiere dar de estadista». ¿Ustedes creen que una persona como esta pensará en las necesidades de las personas más necesitadas? Es imposible que una persona que ha vivido toda su vida en una burbuja cambie la realidad a la que nos ha llevado nuestro gobierno inepto.

 

Amigo lector, le pido el favor de que investigue sobre quiénes serán los candidatos para las próximas elecciones, no se deje llevar por la basura que emiten los noticieros que todos conocemos ni tampoco por los memes que hacen los miembros de la «bodeguita uribista». Lea un poco acerca de la historia del país, conecte la historia para que tenga un panorama más claro de nuestra patria. Bolívar luchó en armas por nuestra libertad, usted no tiene que hacerlo, usted tiene el conocimiento y la capacidad de crítica como arma; usted puede cambiar la historia del país. ¡A LUCHAR POR NUESTROS DERECHOS!


¿Quiénes serán los candidatos a la presidencia de Colombia en 2022?

Mi artículo para «Las2orillas»
Por Kevin Ríos Aguirre


Colombia es un país que está atravesando el cambio político más importante de la era moderna. Un país caracterizado por ser ultraconservador, desigual y violento. Un país al que muchos tildan de ser la democracia más antigua de América Latina, cuando en realidad se acerca más a ser la dictadura más estable del continente más desigual del mundo. Caracterizado por nunca haber tenido un presidente de pensamiento progresista; todo lo contrario, en doce álbumes familiares podemos hallar las imágenes de todos los presidentes de los últimos cien años.

 

Vamos a revisar los perfiles de los políticos que pretender ocupar la casa de Nariño a partir del 7 de agosto de 2022. Un pequeño resumen de la hoja de vida de los que pretenden estar en la silla presidencial.

 

Gustavo Petro: Político desde los 17 años, Su primer cargo fue de concejal de Zipaquirá, ex miembro del ala intelectual del movimiento insurgente M 19, economista de la universidad Externado y un estadista brillante que destapó la olla de la parapolítica. Aspiró por primera vez a la presidencia en 2010 cuando ocupó el tercer lugar, posteriormente fue elegido alcalde la ciudad de Bogotá donde fue destituido por bajar el precio del Transmilenio en hora valle. Su destitución por el exprocurador Ordoñez lo puso en el ojo de la prensa, algo que lo hizo crecer como la espuma, tanto que llegó a tener la votación más grande que ha tenido la izquierda en toda su historia.

 

Sergio Fajardo: Matemático de la universidad de los Andes, hijo de una familia acomodada que le permitió acceder a muchas oportunidades. A finales de los años 90 escribió dos columnas llamadas: «Uribe el hombre» y el «gobernador Uribe» donde hizo una fuerte alabanza al polémico expresidente que supuestamente ha tenido vínculos con su familia. Un hombre que no conocían fuera de Antioquia hasta el año 2018 que aspiró a la presidencia con su discurso de «no polarizar». Un hombre que hasta el día de hoy no ha propuesto nada claro; aunque tiene un discurso bonito.

 

Rodolfo Hernández: Candidato independiente que se hizo viral por un video polémico durante su alcaldía en Bucaramanga en 2019; algo que lo popularizó y lo puso en la mirada de todos los colombianos. Un hombre que ha dado de qué hablar con sus buenas propuestas para el desarrollo económico basado en la visión de Joseph Stiglitz. Un abuelo que parece ser sincero, alguien que está dispuesto a dejar su orgullo a un lado para formar una alianza de políticos alternativos. Un hombre que no teme decir las cosas de frente, alguien que ha vivido mucho, una persona que sabe lo que quiere.

 

Paloma Valencia: Una filósofa brillante para argumentar lo indefendible, con amplia capacidad de crítica y una oratoria que es admirada tanto por la derecha como la izquierda. Una mujer que toda la vida ha estado rodeada los placeres y lujos que brinda ser nieta de un expresidente; alguien que nunca ha tenido que luchar por ganarse algo, todo lo ha tenido en bandeja de plata. Miembro de las familias que han vivido toda su vida a costillas del estado y quiere seguir prolongando esa mala costumbre. La protegida de Uribe y la que seguramente será su carta para las elecciones del 2022.

 

Entre los cuatro anteriores está el futuro presidente de la república, una persona que tendrá que tomar un país destrozado por la ineptitud del actual primer mandatario que cada vez demuestra su falta de conocimiento y experiencia.

viernes, 19 de junio de 2020

Colombia es una dictadura

Mi artículo para «Las2orillas»
Por Kevin Ríos Aguirre

Vamos a recordar el día 9 de abril de 1948 a las 13:15 H (Hora de Colombia). El caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, uno de los mejores en la historia de la política colombiana, simpatizante del socialismo, intelectual nacido en cuna de privilegios, jurista, escritor y el mayor denunciante de la masacre de las bananeras de 1928. Vale la pena recordar que el mundo se encontraba en plena guerra fría, una época que exigía que escogieras bando: socialista o capitalista. Gaitán era asesinado supuestamente por un joven albañil colombiano llamado Juan Roa Sierra, el pobre muchacho sería linchado hasta la muerte, hoy en día se duda mucho que fuera el verdadero asesino. Ese mismo día se desató una serie de disturbios en la capital colombiana que dejaron entre 500 a 3000 muertos, empezaría una guerra de muchos años entre el partido liberal y conservador; como siempre pagarían los que siempre ponen los muertos: los pobres que nunca tuvieron oportunidades.

Pasaron 10 años, hasta que en el año 1953 el General Gustavo Rojas Pinillas se tomara el poder y calmara un poco con la violencia que se vivía, un hombre con mano de hierro que muchos consideraron dictador; lo cierto es que el país avanzó mucho bajo su mando, un hombre brillante, pero que en algún momento equivocó el camino. Terminó dejando el poder 4 años después cuando los partidos liberal y conservador hicieron un pacto para repartirse el poder hasta 1974. Por esa época los narcotraficantes empezaban a tener el poder del estado, Pablo Escobar Gaviria no quiso compartir el poder con los delincuentes de la época como la derecha colombiana y los demás carteles de droga; estos mismos se aliarían para asesinarlo en 1993.

El 7 de agosto de 2002 tomaba posesión Álvaro Uribe Vélez, el hombre que acabaría con los partidos liberal y conservador, un hombre que llegó al poder con apoyo de la oligarquía colombiana para la que el siempre ha servido. Un hombre con presuntos nexos al paramilitarismo que tanto daño le hizo al país, recortó los derechos de los trabajadores, la desgracia de los falsos positivos, el presidente con más funcionarios presos y un dictador que lleva 18 años en el poder.

Cuando Estados Unidos invadió Colombia

Mi artículo para «Las2orillas»
Por Kevin Ríos Aguirre

Desde su creación, el imperio americano ha llevado a cabo 70 invasiones militares, de las cuales 50 se realizaron después 1945 y ha intervenido militarmente todos los países de Latinoamérica que ve como su patio trasero. Colombia no se salva de esto, a pesar de su fidelidad hacia los EE. UU. Vamos a recordar la sandía más cara que ha tenido que pagar el pueblo colombiano.
No vamos a regresar al año 1846, dos años antes de que se desatara la fiebre del oro en California (que antes pertenecía a México). Por esa época, Panamá hacía parte de la república de Nueva Granada que firmó el tratado Mallarino-Bidlack que aseguró el derecho al tránsito por el istmo de Panamá a Estados Unidos; una alternativa menos costosa para pasar del océano Atlántico al Pacifico. Dos años después se descubrió oro en California, lo que produjo una gran expansión de Estados Unidos hacía el oeste, siendo vital el istmo panameño.
Estado Unidos se encontraba construyendo el Ferrocarril transístmico que provocó gran afluencia de americanos en la zona; la mayoría se portaba de manera arrogante con la población local que veían como inferiores y una minoría actuaba con violencia injustificada. Se había otorgado un tratamiento especial a los estadounidenses frente a los ciudadanos locales y de otras nacionalidades, lo que aprovechaban para humillar y tratar con desprecio a todo el que no fuera de su nacionalidad, solo mostraban respeto por los británicos. Esto provocó un sentimiento de odio en los habitantes de Nueva granada.
Los ciudadanos, buques, mercancías de los Estados Unidos disfrutarán en los puertos de Nueva Granada, incluso los del istmo de Panamá, de todas las franquicias, privilegios e inmunidades en lo relativo a comercio y navegación de que ahora gozan los ciudadanos neogranadinos.
Párrafo 1, Artículo XXXV, Tratado Mallarino-Bidlack
El 15 de abril de 1856 Jack Oliver un ciudadano estadounidense tomó sin permiso una tajada de sandía y se la comió sin pagar, José Manuel Luna le exigió el pago al extranjero que se encontraba en estado de embriaguez junto con sus amigos. Oliver amenazó con su pistola a Luna que no tuvo miedo de sacar un puñal y retarlo a una pelea, uno de los amigos de Oliver decidió pagar la tajada para que Luna se calmará. Pero, la situación no acaba ahí, el peruano Miguel Abraham tomó la pistola de Oliver y salió huyendo, Oliver y sus amigos salieron a perseguirlo con pistolas. Los residentes viendo la escena, se armaron de machetes y respondieron a la agresión de los extranjeros, se desató una batalla campal entre locales y estadounidenses que al verse superados en número decidieron esconderse en una estación de ferrocarril. El gobernador del estado federal Francisco de Fábrega llegó a la escena para ser recibido por un tiro en la copa de su sombrero, como era de noche, la policía dedujo que los tiros venían de la estación y decidió ocuparla. Los estadounidenses sin saber decidieron disparar contra la policía. El saldo fue de 16 muertos y 15 heridos estadounidenses y 2 muertos y 13 heridos entre los locales.
El 18 de julio de 1856, el comisionado estadounidense, Amos Corwine recomendó la ocupación del istmo, a menos de que el gobierno de Nueva Granda demostrará que podía tener control de la zona y una injusta indemnización monetaria para pagar los daños producidos. Esto provocó una serie de disputas diplomáticas entre los dos gobiernos. El 19 de septiembre de 1856 desembarcaron 160 soldados estadounidenses en la zona, la ciudad estuvo en calma y tres días después se retiraron sin haber hecho ni un solo disparo. Lo cierto es que Francisco de Fábrega, vicegobernador del Istmo dio la solicitud de intervención para evitar una confrontación entre los liberales y conservadores por el fraude en las elecciones; con la intervención se pudo calmar los ánimos y declarar una victoria conservadora.
Según el informe estadounidense del 18 de julio de 1856 «la población de color tomó como pretexto la disputa para asaltar a ciudadanos estadounidenses, la policía planeó la toma de la estación y el gobierno de Nueva Granada era incapaz de controlar la situación». Finalmente, y llevado por presiones de otros países como Francia y Reino Unido por las víctimas de su nacionalidad, el gobierno de Nueva Granada aceptó su culpabilidad y una injusta indemnización monetaria: 195 410 dólares por indemnizaciones derivadas del motín, 65 070 dólares por nuevos reclamos, 9277 dólares por gastos de los comisionados, 142 637 dólares por intereses.

Cuando Fajardo le tiraba flores a Uribe en sus columnas de opinión

Mi artículo para «Las2orillas»
Sergio Fajardo, un matemático que un día se levantó con ganas de ser presidente, un político que solo era conocido en Antioquia hasta el año 2018 que decidió dividir la oposición para facilitar la llegada de Iván Duque a la presidencia. Un hombre que dice ser un candidato alternativo que se preocupa por el pueblo; cuando toda su vida ha estado rodeada de los lujos que brinda pertenecer a una clase acomodada gracias a su padre que hacía negocios con la oligarquía antioqueña.
Un hombre que acusa a Petro de ser un ser que divide las masas con su supuesto discurso de odio hacía la clase política que nos ha estado saqueando por décadas. Un político que nunca se ha pronunciado contra ninguno de los criminales que nos ha robado el derecho a la salud y la educación. Un precandidato que promete fomentar la educación en el país, pero no dice cómo lo hará ni se pronuncia contra la clase política que no quiere que nos eduquemos. Un profesor que se considera iluminado por pretender tener la respuesta a los problemas del país.
Fajardo es como el libro de autoayuda que con un título bonito promete mejorar el nivel de vida del país; pero, como esos libros, solo se dedica a repetir un discurso de progresismo y buena vibra para atraer el progreso a nuestras vidas sin dar soluciones concretas o explicar la razón de los problemas. Es el producto que está formando la ultraderecha para conservar su hegemonía; el mismo sector que sabe que Uribe ya les va a dejar de ser útil, por eso se están disfrazando de centro para engañar a los colombianos que no tienen conocimientos ni bases políticas e históricas.
Hoy les quiero mostrar un artículo en el que el profesor alternativo, el candidato preferido por los jóvenes light de clase media que no quieren admitir que son derechistas de closet; el sector que logra engañar el único hombre que respeta Claudia López. El candidato de extremo centro.
Crédito: La Otra Cara

lunes, 8 de junio de 2020

La decadencia del uribismo


La decadencia del uribismo

Mi artículo para Las2orillas


El uribismo, es tal vez el movimiento político más poderoso que ha existido en nuestro país, representado por un caudillo que impuso dos presidentes (el único que lo ha logrado en toda la historia de Colombia). Un movimiento que terminó con la hegemonía de los dos partidos que se habían repartido el poder y marcaron la historia de nuestra patria.

Álvaro Uribe Vélez se vendió como la salvación para Colombia en el año 2002, un tipo inteligente que prometía acabar con las guerrillas subversivas y traer la paz a Colombia; un gran discurso que lo llevó a ocupar el cargo más importante del país el 7 de agosto de 2002. En principio daba la impresión de ser un campesino de ojos dulces, rostro de cura compasivo, inteligente, gran orador y una humildad que lo hizo ganarse el corazón de la mayoría de los colombianos que decidieron darle su voto de confianza para llevar el país por un buen camino. Un dirigente que tuvo un primer mandato con muy buenos resultados en materia de lucha contra las FARC, que estaban en su mejor momento. Este antioqueño era muy querido por la prensa colombiana, misma prensa prepagada por la oligarquía de ultraderecha que retrataba a Uribe como el padre con mano dura que necesitaba el país para tomar un buen rumbo.

Los resultados del expresidente parecían muy buenos para ser realidad, hasta que surgieron las investigaciones contra el pasado de este personaje; periodistas independientes que arriesgaban su vida para investigar el pasado oscuro del dirigente que era intocable para el momento. Cuando comenzaron a aparecer las pruebas, la mayoría de los colombianos se negaban a creer que su líder amado tenía nexos con paramilitares y narcotraficantes. Las pruebas siguieron llegando, los escándalos se destaparon: la modificación de la constitución para aspirar a un segundo mandato, la compra de su relección, los jóvenes inocentes que hicieron pasar por guerrilleros para presentarlos como bajas y decir que estábamos ganando la guerra contra las FARC, el falso atentado que le hicieron en la posesión de su segundo mandato, las licencias que otorgó cuando fue director de la aeronáutica civil, la lista estadounidense donde se mostraba como unos de los narcotraficantes más grandes del país, sus nexos con los paramilitares, la masacre del aro, los 12 apóstoles y un largo etcétera.

Pasaron los años y la polémica siguió creciendo; a pesar de esto, Uribe muestra su gran influencia y poder al crear el partido centro democrático, partido de ultraderecha que goza de una gran aceptación hoy. Con el auge de las redes sociales aumentan las criticas al presidente eterno; mientras los medios de comunicación se esforzaban por limpiar su imagen. El presidente con más funcionarios presos e investigados en la historia de Colombia, el único presidente que no abandonó la política después de dejar su cargo como primer mandatario, el único presidente que ha impuesto dos mandatarios en la casa de Nariño, el único presidente que modificó la ley para poderse reelegir y el único presidente que, a pesar todos los documentos en su contra, sigue siendo el político más poderoso del país.

Un gran estratega que fundó un movimiento tan poderoso que se comió a sí mismo. Un movimiento político que está en decadencia gracias a dos grandes circunstancias: la pésima elección de Iván Duque como presidente, un hijo de la vida fácil que nunca tuvo idea de cómo gobernar y la creciente popularidad de Gustavo Petro, un estadista brillante que goza de gran popularidad en los sectores que ya están cansados de la ultraderecha que les arrebató sus derechos. ¡Uribe ya no vuelve a poner presidente, el uribismo está en decadencia!

viernes, 5 de junio de 2020

Rodolfo Hernández, ¿otro Fajardo?

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Wikipedia

El exalcalde de Bucaramanga, empresario e ingeniero civil ha gozado de una gran popularidad que va en ascenso desde que se viralizó por su suspensión en 2019. El candidato que nos recuerda ese abuelo que no teme hablar con la verdad. Un candidato con buenas intenciones, pero con propuestas poco claras.

Rodolfo Hernández Suárez (Piedecuesta, 26 de marzo de 1945). Vivió la mayor parte de su infancia en la ciudad de Bucaramanga. Se graduó de la prestigiosa Universidad Nacional de Colombia en 1970 y empezó sus primeros proyectos de ingeniería en 1971. En 1972 fundó su Constructora HG. Antes de ingresar en el campo político, aumentó de manera exponencial sus riquezas, que le ayudarían a tener influencia económica en Santander.

En 2011 tomó la decisión de financiar la campaña Luis Francisco Bohórquez, que sería detenido junto a funcionarios de su administración por un presunto escándalo de corrupción. Siendo parte de la junta directiva de Entorno Verde, él mismo pidió remover los obstáculos puestos contra un relleno sanitario controlado por la empresa mencionada. Adicionalmente, su cuñada ocupó el cargo de secretaria de desarrollo social de la alcaldía de Bucaramanga en 2014. Su posición económica acomodada le ha permitido tener una gran ventaja en la política sin necesidad de recurrir al apoyo de partidos políticos, como en 2015 que financió su propia campaña para la alcaldía de la capital de Santander. A parte de gozar de una gran aceptación en las redes sociales por su discurso hacia los más vulnerables, disfruta de la propaganda de los medios como Vanguardia liberal que le ha permitido publicar columnas para presentar sus propuestas de gobierno.

En 2019 se convirtió en el alcalde más popular del país, debido a su polémico discurso en contra del establecimiento y los partidos tradicionales. Se ha ganado un sector de la población que está cansado de los mismos personajes que cobran altos sueldos por irse a dormir al congreso, alcaldes que llegan a robar para los empresarios que financiaron su campaña y un presidente que sabe más de pegarle al balón que de la coyuntura que enfrenta el país. Un personaje que parece ser sincero, no teme criticar las decisiones erradas que toma el gobierno uribista y un personaje pintoresco que dice todo lo que nosotros tenemos que callar.

En el personal, pienso que ha sido una persona llena de privilegios en su vida; nunca ha tenido que luchar duro por conseguir su fortuna, ha tenido las facilidades que no tiene el 99.9% de los colombianos que tiene que trabajar de sol a sol para llegar a una vejez sin pensión. Un personaje que no ha vivido en carne propia la inequidad social de un estado que solo sirve a los intereses de los más ricos. Un hombre que un día se levantó con ganas de ser presidente, que se vino a interesar por el país luego de una vida de lujos y placeres que brinda tener dinero.

Un hombre, que al igual que Sergio Fajardo, solo está buscando un logro personal.